sábado, 2 de agosto de 2014

Myanmar, un mundo aparte



Myanmar es quizás el país más grande del Sudeste Asiático. Muchos aún lo ubican como Birmania, nombre que mantuvo hasta 1989. Es un país que vivió bajo un régimen militar durante muchos años. Apenas en el 2011 se disolvió la junta militar y poco a poco ha abierto sus fronteras al mundo. 


Según la información proporcionada por el personal del aeropuerto de Yangón (Rangún), Myanmar recibe aproximadamente 500 mil turistas al año, pero su número está incrementado rápidamente, convirtiéndose en una herramienta indispensable para el desarrollo comunitario.
   


Comparto con ustedes parte de esta maravillosa experiencia que nos instruye en la geografía de esta región y a mí en lo personal me enseñó mucho más de lo que pueda describir con palabras.
Fuente Mapa

Turismo y Desarrollo Comunitario en el Estado de Shan

Trekking de Kalaw a Lago Inle





Esta ruta se ha vuelto muy apreciada entre los viajeros pues, además de ser muy pintoresca, ofrece a los pobladores la posibilidad de compartir su cultura y sus costumbres, ofreciendo alimento y hospedaje a los pasantes.




En la zona montañosa, los pobladores se dedican principalmente a la agricultura. 

 

La afluencia turística es mayor desde noviembre hasta fines de abril. 
Entre mayo y septiembre es la época de calor y del Monzón.



Anteriormente tuvo auge la minería y también la producción de opio y heroína, sobretodo en la época del régimen militar. Sin embargo, desde el año 2011, según James, nuestro guía, los pobladores prefieren impulsar más el turismo ya que obtienen beneficios económicos directos que se reparten más equitativamente.





El haber permanecido durante décadas en aislamiento social y físico, permitió mantener la herencia cultural prácticamente intacta. 

Al compartir sus costumbres y tradiciones con los viajeros, los obliga a preservar este legado, ya no solo como un patrimonio, sino como una importante fuente de ingreso.

Las mujeres se sientan orgullosas a tejer en los telares, los niños cantan y bailan canciones tradicionales, hombres y mujeres trabajan la tierra. 

Y juntos todos acogen a los turistas con alegres sonrisas con cachetes pintados de thanaca y dientes rojos de tanto masticar la hoja de betel. 







Proceso para extraer fibra para tejer de los tallos de loto
A diferencia de las grandes ciudades, en estos pequeños poblados, la gente sabe que su entorno forma parte de su riqueza. Los alimentos provienen de sus cosechas. No consumen productos procesados y el uso del agua es racional.

 






Los viajeros nos acoplamos con gusto a este estilo de vida, porque sabemos el valor que esto tiene en su vida diaria. Participamos en la preparación de los alimentos. 

 
El alojamiento es modesto pero confortable.



 

Al tercer día continuamos nuestro recorrido para llegar finalmente al lago Inle. 



Este es apenas un fracción de este maravilloso viaje. Cuando llegué a Yangón, no sabía hacia donde iría ni cuantos días me quedaría en cada lugar. Mi único deseo era descubrir este bello país y ser una "turista vivencial", compartiendo con la gente local, sintiéndome un miembro más de la comunidad.



Sueño cumplido!



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